Increíble pero cierto, el periodista Raúl Peñaranda, exdirector de “Página Siete”, anunció en pasados días la presentación de un libro referido al papel que juegan en la actualidad algunos medios de comunicación social, un papel por cierto reprochable por cuanto hacen el rol de medios al servicio del actual esquema de gobierno y cuyo rol se encasillaría bajo el apelativo de “medios de comunicación paraestatales”. El solo anuncio del libro en cuestión mereció por parte del Gobierno y sus corifeos una arremetida hasta el extremo de que una de las portavoces gubernamentales lo llamó chileno con el claro afán de descalificarlo.
Lo increíble de esta situación radica en el hecho de que similares reacciones gubernamentales eran en el pasado propias de los regímenes dictatoriales que ante la crítica valiente de personas y sectores sociales manifestaban que estas provenían de “extranjeros”, curiosa y extraña coincidencia, más aún, si en apariencia este régimen tendría una orientación de izquierda. Lo que nos lleva a concluir que los métodos para acallar el pensamiento y la libre expresión son muy parecidos tanto en dictaduras como en supuestas seudodemocracias.
Está claro que ante la falta de argumentos lo que prima es el uso y abuso del poder coercitivo del Estado. Lo que indigna es que a diario se afirme desde esferas gubernamentales que vivimos dentro de un proceso de cambio. No es posible que en tiempos de supuesta vigencia del estado de derecho aparezcan funcionarios gubernamentales convertidos en una especie de mensajeros del temor y el amedrentamiento que salgan públicamente a descalificar las críticas con “argumentos” tan pobres como es el hecho de tildar a un periodista de “chileno” para pretender poner en duda lo que este afirma.
A este respecto cabe expresar que la opinión y crítica veraz no exigen como prerrequisito el ejercer una determinada nacionalidad, por cuanto la verdad y la razón no están delimitadas por fronteras territoriales. Por tanto, el hecho de que Raúl Peñaranda haya sido atacado de esa forma refleja que lo que está implementándose es nada más y nada menos que el retorno hacia los tiempos del fascismo, razón suficiente para que comencemos a preocuparnos hacia dónde va la singular democracia boliviana. Sino comenzamos a formularnos este tipo de interrogantes y asumimos actitudes claras al respecto estemos seguros y que no quede duda alguna que pronto la democracia boliviana terminará siendo por completo tan solo un viejo recuerdo, y que a lo que amaneceremos será a la instauración de un nuevo tipo de represión al pensamiento, la palabra y la opinión.
para honrar a locutores, operadores, reporteros, actores de radioteatro, animadores, relatores deportivos, técnicos de la radiodifusión boliviana.
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viernes, 11 de abril de 2014
Victor Gutiérrez desde OPINION se sorprende por la reacción xenófila, desquiciada, inexplicable del Gobierno, de su vocera Amanda, de los otros portavoces, por la aparición del libro de Raúl Peñaranda, que dicho sea de paso, agotó su primera edición de 500 ejemplares el primer dia. "Control Remoto" cuestiona el manejo de los medios por el Vice García, desde cuyo despacho se mueven los hilos para controlar la opinión nacional...y manipular la información
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