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viernes, 6 de diciembre de 2013

Pedro Shimose retrata a Mario Castro que horas más recibirá el Premio de Periodismo por su extraordinaria labor profesional, como Alberto Saavedra Pérez, Raúl Salmón, Julio Borelli, José Gramunt de Moragas, Saúl Abdelnur, Lorenzo Carri, Cucho Vargas...autor de libros y culturizador

El periodista radiofónico Mario Castro (La Paz, 12.09.1936) recibirá hoy, en el salón de honor del Club de La Paz, el Premio Nacional de Periodismo 2013, otorgado por la Asociación de Periodistas de La Paz, en su 25.ª edición. De este modo se reconoce la labor de un extraordinario profesional de la radiodifusión boliviana, cuyo magisterio solo tiene parangón con los de Alberto Saavedra Pérez, Raúl Salmón, Julio Borelli, José Gramunt de Moragas sj., Saúl Abdelnur, Lorenzo Carri, Mario ‘Cucho’ Vargas y otros.

¿En qué se distingue Mario Castro de los demás? En su amor a la cultura humanística y en su vocación pedagógica. De Mario puede decirse que hizo profesión de fe casi misional –junto con su esposa, Mabel Rivera– al ponerse al servicio de la divulgación de la música y la literatura. Es un periodista fuera de serie, un boliviano a machamartillo, un hidalgo de la antigua caballería andante y, ante todo, un amigo auténtico, de esos que nunca te dicen ‘hermanito’ ni te soban el lomo.

 Mario aparenta ser un hombre tranquilo, frágil, vulnerable, pero es, en realidad, un hombre inquieto, fuerte, de firmes convicciones. Su humildad nunca fingida te desarma; de ahí el éxito de sus entrevistas que siempre apuntan al corazón de la noticia, de lo que presuntamente interesa al radioyente, más allá de la personalidad del entrevistado. Jamás recurre a los tópicos ni hace preguntas al tuntún. Siempre te sorprende con observaciones certeras, citas textuales de tu obra y una anécdota sobre tu vida que habías olvidado. Ese es el Mario Castro que conozco y admiro y que hoy será felizmente premiado.

Director de radio Altiplano (1959-1964), fundador y director de radio Cristal (1976-1992) y radio Cumbre (1993-2007), escribió 20 guiones para títeres de carácter educativo, una versión electrónica dramatizada sobre La gesta de 1809, en homenaje al bicentenario de la rebelión paceña, y tres libros: El arte de la radio (1964), Expresión oral (1966) y el voluminoso Lo que el viento no se llevó (2013 / 554 págs.), colección de entrevistas que presentó no hace mucho.

Recién llegado de Estados Unidos, dijo que nunca esperó recibir este premio que él fundó con Ana María Romero de Campero y que esta noche le entregarán sus jóvenes colegas. Hombre de acendrados principios éticos, sigue pensando que la vida nacional no debería girar fatalmente en torno a la política. Que esto es verdad no hace falta decirlo. Su vida es el espejo en el que muchos nos miramos. 

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