Dos periodistas bolivianos han denunciado que están bajo acoso del poder y han solicitado garantías para el ejercicio de la libertad de expresión que parece encontrar cada vez mayores dificultades bajo el actual régimen gubernamental, al que le cuesta aceptar la crítica y no oculta su molestia por los cuestionamientos a sus actos. Uno de los hombres de prensa denunciantes es un reconocido analista político, que reveló hace pocos días que el disparo de un proyectil de grueso calibre hizo impacto contra el frontis de su domicilio particular. Se trata de Humberto Vacaflor quien después de denunciar el hecho, todavía está a la espera de que la Policía realice su tarea investigativa. Según Vacaflor, en la institución del orden le solicitaron ‘una pista’ de quiénes podrían ser los sospechosos del ataque.(?)
Otro periodista, Wilson García Mérida, director del diario El Sol de Pando, que circula en la capital pandina, optó por cruzar la frontera y refugiarse en la ciudad de Brasilea, argumentando que es víctima de acoso político y señaló al ministro de Gobierno, Juan Ramón Quintana, de estar detrás de esa acción intimidatoria. Anteriormente, García Mérida había acusado al gobernador de Pando de decomisar los paquetes de una edición de su periódico por registrar denuncias de irregularidades supuestamente cometidas por dicha autoridad. La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, rechazó la versión del periodista ahora refugiado y a tiempo de ofrecerle ‘garantías plenas’, lo invitó a dialogar.
Ambos casos coinciden con los reclamos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a algunos gobiernos del continente, entre ellos el de Bolivia, por coartar la libertad de prensa. La SIP realizó hace poco su 68ª Asamblea General en San Pablo, Brasil, lanzando fuertes llamados a los gobiernos de Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia para que dejen de usar maniobras contra la libertad de expresión, a través de nuevas leyes de prensa o persecuciones judiciales contra periodistas como las que se siguen actualmente contra la agencia de noticias Fides y dos periódicos de la ciudad de La Paz. “La violencia contra la integridad física de los periodistas y la creciente intolerancia de gobiernos autoritarios constituyen los principales problemas que afronta la prensa independiente hoy en el continente”, subrayó la SIP.
En el caso de Bolivia, es contradictorio e inaceptable que el derecho a disentir y las críticas contra el poder público representen los mayores obstáculos y riesgos para la comunicación independiente y que los periodistas tengan que solicitar garantías para cumplir su tarea, en una época en que en el país se habla hasta por los codos del respeto a la democracia y de los derechos ciudadanos.
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