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sábado, 1 de noviembre de 2008

hombres y mujeres, camarógrafos y reporteros son víctimas de la turba multa masista

Sobre 173 países, Bolivia ocupa el lugar 115 en la clasificación mundial de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF), lo que supone que ha perdido 47 puestos en relación al año pasado; nunca antes, desde el retorno de la democracia, se había llegado a una situación tan extrema, que trae a la memoria las dictaduras militares, cuando ese derecho consagrado por la Constitución era pisoteado sistemáticamente.
Emulando a los censores de ese triste período, el régimen masista desde que se hizo del poder se ha ensañado contra los medios libres e independientes del país sin argumento valedero, que no sean las críticas que estos realizan a los desaciertos en la gestión gubernamental. En un principio, los ataques fueron dirigidos a los propietarios de periódicos, radios y cadenas de televisión; en las semanas pasadas se ha optado por un nuevo método mañoso y cobarde: lanzar las huestes masistas para agredir físicamente a los reporteros y camarógrafos, sean hombres o mujeres, en los lugares donde cubren la información, cumpliendo su misión periodística.
El gobierno niega tener vinculación con los activistas, agrupados en un denominado “comité cívico popular”, pero la pasividad policial frente a los agresores y la ausencia de acciones legales contra estos, pese a estar identificados por las cámaras de televisión, demuestran lo contrario. Las promesas de respeto y garantías a la labor periodística formuladas por el Vicepresidente y el Ministro de Gobierno, caen en el vacío, más aún si es el propio Presidente de la República quien ataca y pretende ridiculizar el trabajo de los medios, alentando así a los delincuentes que lo respaldan.
Las protestas de los organismos sindicales y empresariales del gremio, así como la preocupación de los organismos internacionales, son de condena unánime contra esta práctica coercitiva oficialista que vulnera el derecho de los periodistas a trabajar con garantías y el del ciudadano a ser informado sin restricciones. (Editorial del importante diario Los Tiempos de Cochabamba)

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