Opinión evoluciona para servir mejor a la gente
Informar es mucho más que un acto mecánico de mera traslación de lo que sucede en la sociedad o en la naturaleza, hasta las personas interesadas. Es un acontecimiento inteligente, honesto, claro y en lo posible completo. Quienes asumen esta responsabilidad, deben estar predispuestos a realizar los esfuerzos necesarios para descubrir la verdad y, con mayor exigencia, para difundirla a pesar de cualquier obstáculo. La cultura de este tiempo deriva, preponderantemente, de los medios de comunicación. En la dinámica de las exigencias del siglo XXI, es difícil, vivir sin comprender lo que existe y las leyes que determinan el comportamiento de ese maravilloso acontecimiento.
Considerando tal importancia, entre otros, tres son los prerrequisitos esenciales para que la tarea de informar se lleve a cabo en la proyección de los auténticos principios y objetivos de la comunidad. La base esencial es la capacidad de la gente. En toda profesión, no hay nada más importante que la formación del sujeto responsable para que el fin deseado sea factible. No es posible hablar ni escribir bien, sin un bagaje cultural suficiente. El análisis y la difusión, por ejemplo, de acontecimientos políticos exige, mínimo, conocer aspectos centrales de la teoría del Estado.
Otra condición, también estructural, es el conjunto estrictamente necesario de maquinaria y equipo para imprimir un periódico claro, estable y duradero, obviamente, en el marco del tiempo en que un medio de esta naturaleza debe cumplir su función. Actualmente, la tecnología, en muchos casos, degrada o acrecienta la dimensión del producto intelectual elaborado en la perspectiva de la información. Nosotros, tenemos inteligencia y voluntad para poner los avances de la ciencia al servicio de los objetivos sociales que orientan nuestros actos.
Y finalmente, algo también básico, es la presentación del periódico. Es aquí donde el sentido de la belleza, por la combinación armoniosa del contenido con la forma, adquiere dimensiones sorprendentes. Un periódico, a simple vista, debe ser atrayente por su armonía y equilibrio y, como en toda obra de arte, sus autores deben saber manejar, con la debida precisión, la figura, la luz, el color y el espacio. Un texto bien elaborado, es casi siempre conservado indefinidamente.
Todo esto y mucho más, hemos hecho en una dinámica de perfectibilidad permanente para servir mejor a las personas. Sabemos que la libertad y en ese acontecimiento humano, el honor, la dignidad, el sentido de pertenencia se dan en forma paralela e inevitable en relación con el avance de la cultura, con el incremento del conocimiento. Es en este marco, tan vasto, difícil y apasionante, que hoy reiteramos nuestro compromiso con Bolivia.
Opinión, en el curso de su perfeccionamiento incesante, hoy da un salto cualitativo, presentando ante sus lectores un periódico técnicamente renovado. En la dinámica combinada de la creatividad nacional con los avances mundiales, ofrecemos nuevas formas periodísticas. Y ante todo, el compromiso humano de perfeccionar el arte de escribir y comunicar.
Ya es un lugar común decir que, actualmente, los medios de comunicación constituyen los mecanismos más idóneos de interpelación y equilibrio, respecto del orden constituido. Esta función que, ciertamente, es delicada, la cumplimos, más allá de toda posición parcial, o sectaria. Consecuentes con nuestra conducta de siempre, trabajaremos para lograr rectificaciones en todos los sectores de actividad que tengan alguna relación con el bien común.
La renovación, en la práctica, es una aproximación más íntima al lector. Mejoramos para estar junto a todos los sectores de la población, con atención especial a los más necesitados. Nosotros estamos convencidos que el desarrollo, para tener alguna dimensión histórica, debe ser para todos.
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