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domingo, 11 de julio de 2010

Carlos Corz Portillo sale en defensa de "los héroes anónimos" refiriéndose a los comunicadores que cumple cada jornada su tarea de informar, admirable

Héroes, seguramente lo que primero se viene a la mente son aquellos que aparecen claramente definidos en series televisivas de dibujos animados. Si es así, soslayamos el presente cotidiano que nos muestra a héroes anónimos a diario, posiblemente porque vivimos acorazados en una realidad individual que puede entenderse hasta mezquina aunque por ello no válida. Quién o quiénes hacen los o a los héroes en esta realidad marcada por corrientes político-económicas que, aunque no se percibe, influyen en la conducta humana: ¿los medios de comunicación?, ¿las personas? o simplemente los hechos.

A diario, en diferentes programas de medios de comunicación televisivos y radiales, se escucha y ve hacer llamados a ayudar a un desconocido que, sin embargo, se hace tan familiar cuando se escucha su drama.

Quién lo diría; la gente responde y ofrece 5, 10, 50, 200 bolivianos o más, hasta el punto de reunir lo que se necesita para cubrir una operación quirúrgica, comprar medicamentos o pagar la factura de un hospital que no deja salir al paciente porque acumuló una deuda. En ese momento, uno se da cuenta de que la sociedad o, por lo menos, parte de ella no ha perdido esa característica que nos hace más humanos, la solidaridad.

¿Quién o quiénes hacen posible esto? Los llamo intermediarios de los héroes, esos comunicadores sociales, muchos de ellos periodistas, que no perdieron la confianza en sus semejantes y creen, mejor dicho están seguros, que aún hay sensibilidad ante la desgracia. Para el bien de muchos, esto lo comprueban a diario los comunicadores, cuando aquellos que sin pretenderlo se convierten en héroes anónimos y salen en defensa y ayuda de aquellos que lo necesitan, obviamente, los pobres.

La pobreza se ve en las calles, pero se la escucha a través de las hondas de radio y se la observa en imágenes de televisión, cuando sus víctimas no pueden más y ven en aquellos comunicadores (evito mencionarlos por temor a olvidar a muchos) una vía para pedir ayuda con el fin de superar, no un problema cotidiano, sino aquello que sobrepasó sus fuerzas, pero no acabó con su espíritu de combate.

Los medios de comunicación, por definición, cumplen el rol de informar, entretener y educar, pero eso no es excluyente con la labor social que pueden y, me animo a decir, deben prestar, porque al final son y se deben a su sociedad.

Entonces, los hechos, medios de comunicación y personas confluyen en esto que se llama hacer héroes, porque no encuentro otro calificativo para llamar a aquellos que son ajenos a la indiferencia y acuden al llamado de otros mortales que no se conforman con ver; actúan.

Carlos Corz Portillo.
es periodista.

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