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domingo, 10 de octubre de 2010

Lupe Cajías historiadora y periodista de larga data ha recordado los 30 años de Condepa y retrotraído a Carlos Palenque ligado a la radio y la TV

Hace poco se recordaron los 30 años de Radio Metropolitana, una de las emisoras que ha merecido diferentes tesis y estudios por sus características de micrófono abierto y de dar voz a sectores sociales pobres. Después se amplió al sistema de Radio Televisión Popular, RTP. En el festejo no se resaltó al otro resultado sobresaliente de esa emisora: la creación del partido político Conciencia de Patria, Condepa. Quizá porque son pocos los que todavía lo nombran o porque ahora esos medios están alineados con el Movimiento al Socialismo (MAS).

Condepa, el brazo político de RTP, nació también en el mes de septiembre, bautizado en un ritual primaveral en Tiahuanacu. La génesis fue inédita. Los programas sociales de Carlos Palenque habrían creado una base social, un tejido social, casi invisible pero tenaz, que apareció cuando el gobierno de Víctor Paz Estenssoro ordenó la clausura de RTP.

El motivo del cierre fue una entrevista al entonces rey de la cocaína, Roberto Suárez, quien involucró al primer mandatario. Las autoridades de entonces consideraron que la entrevista era una apología al delito y una falta de respeto a Paz. El cierre fue rechazado por las organizaciones de prensa y por la audiencia que tanto se beneficiaba con sus servicios sociales. La muchedumbre no sólo obligó a la reapertura de la radio, sino que su contundencia culminó con la fundación de Condepa.

La fuerza parecía incontenible y aunque algunos ideólogos intentaron darle contenido, más que nada era el discurso populista de Palenque el que atraía a las masas. Los programas en el medio comenzaron a ser más de un partido que de una emisora al servicio de la sociedad y Palenque enfrentaba a sus adversarios desde los micrófonos.

Condepa logró en forma sucesiva amplias votaciones municipales en La Paz, El Alto, poblaciones del altiplano y en poco tiempo se expandía al valle y entre los migrantes andinos en Santa Cruz. Parecía inminente una victoria presidencial, pero en pocos meses todo aquello se derrumbó.

Cayó pedazo a pedazo aun antes del inesperado fallecimiento de Carlos Palenque y de la guerra sucia contra su esposa, Mónica Medina. Condepa tenía el cáncer en su interior y no fue capaz de revertirlo y de cumplir con la esperanza inicial y mucho menos con el camino político de las clases emergentes que buscaban una mayor presencia desde fines de los años ochenta.

El mayor problema de Condepa fue la corrupción y el fracaso de las gestiones ediles en La Paz y en El Alto y ningún municipio “condepista” pudo mostrar éxito, ordenamiento institucional, planificación moderna, profesionalismo. La lista es larga, aunque la más triste es la alteña porque sucesivos alcaldes condepistas/populistas nublaron las perspectivas de progreso sostenido de esa urbe.

Curiosamente, Mónica Medina y otros condepistas lograron resultados positivos cuando se apartaron del discurso confrontacional de Condepa, discurso que en algunos momentos llegó a mostrar más resentimiento que propuesta. Varios de ellos fueron apartados del partido, en algunos casos con crueldad, como la propia Mónica Medina de Palenque. Pero la historia mostró que un proyecto populista personalista no tenía futuro. Casi un calco de lo que aconteció después con otra iniciativa similar, la Unión Cívica Solidaridad, UCS, del también fallecido Max Fernández.

No es pues casual que ahora sólo un puñado de ciudadanos los nombre o se acuerde de ellos.

Periodista e historiadora

Lupe Cajías

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