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miércoles, 17 de noviembre de 2010
Guillermo Capobianco medio en sorna medio en serio pasa revista desde "la solemnidad de su toma del cargo" la figura del "indio prodigioso" y su obra
La solemnidad de la posesión presidencial fue todo un espectáculo mediático. Un indio había conquistado el poder sin disparar un solo tiro.
La conciencia culpable de los viejos y nuevos imperios de la Europa colonial disminuyó su intensidad en la bruma del recuerdo de los millones en oro y plata saqueados a golpe de sangre y espada en la vida y espalda de mitayos y esclavos “encomendados”.
Al fin y al cabo, la escalera al poder de este “indio prodigioso” fue el andamiaje institucional inventado por europeos como Montesquieu y su separación e interdependencia como base de los tres poderes del estado.
El planeta tierra –la Pachamama- y el pueblo excluido estaban fascinados.
Pero la fascinación, como todo estado hipnótico de la conciencia, duró muy poco; investido del mando supremo el Presidente Morales “tomó por asalto el poder armado del Estado” las Fuerzas Armadas de la Nación.
Echó a la calle a tres generaciones de generales de la República.
De tal manera “doblegó” el Presidente y su entorno vicepresidencial a las FFAA de la Nación que ahora, 665 días después de aquel histórico 22 de enero del 2005, el Comandante Gral. del Ejército ha proclamado el carácter antiimperialista, anticapitalista y comunitario de las FFAA.
Al Presidente Fidel Castro en la Sierra Maestra, le costó tres años de Guerra Revolucionaria y centenares de vidas para que el Ejército Revolucionario Cubano gritara la consigna que le sale de lo más profundo del alma: “!Patria o Muerte! Venceremos!”
En esta Revolución democrática, pacifica y cultural bastó un decreto no sólo para modificar la doctrina militar boliviana sino también para cambiar, de la noche a la mañana, a la República por un Estado Plurinacional e implantar un Presidente por encima de todos los poderes.
Una especie de Duce en la cultura de las dictaduras de tipo occidental o un moderno Atahuallpa igual jefe supremo de carácter hasta teocrático.
La nacionalización de los hidrocarburos, una “puesta en escena” digna de algún cineasta en boga en Hollywood escenificó con presencia de Fuerzas Armadas del Ejército el “hecho comercial” de la compra de las cuotas partes de la estructura accionaría de YPFB.
La recuperación de nuestras riquezas naturales que tenía en YPFB, Mutún y el Litio sus piedras angulares, han terminado hasta el momento en un monumental hecho de corrupción, un contrato sin cumplir y cartas de buenas intenciones con potencias extranjeras disímiles tales como Corea del Sur y la República Islámica de Irán.
Si en algo hay que valorar el “ímpetu revolucionario” del momento político que vive el país es el “auge” de los Tribunales de Justicia desde aquella mañana en que 400 soldados del Ejército tomaron la ciudad de Cobija para aprehender a una autoridad elegida por el pueblo a quien después de 665 días no se le ha iniciado un debido proceso
Bolivia vive tal vez la “Revolución de los Tribunales” reviviendo en la conciencia de los persecutores, los Tribunales Revolucionarios auténticos de otros procesos revolucionarios en otros países, en otras realidades, en otros tiempos.
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