Nuestro técnico tenía un problema el alcohól por lo que nos vimos en la necesidad de buscar un técnico en la vecina ciudad de Oruro. Los oblatos conocían a un ingeniero Rodolfo Von Borries quién fue contactado y combino en realizar viajes periódicos de Oruro a Siglo XX. Rodolfo de un talante serio y grave, resolvía todos los problemas con gran precisión. Merced a su sapiencia la nueva emisora logró una audiencia masiva no sólo en los centros mineros, también en Oruro y Cochabamba que por el fenómeno llamado "salto de onda" quedaba "al pelo" para capturar oyentes por su nitidez y gran calidad técnica. Más tarde también por los contenidos que sus trabajadores locutores y operadores poníamos en el aire.
Los requerimientos era cada vez mayores, de un canal único, Rodolfo arregló la salida de otro, que por primera vez en la historia de Bolivia trasmitía directamente en quéchua algunas horas por día, eso sí a la hora de las noticias se unían los canales para dar paso al noticiero a nuestro cargo y mis editoriales con el nombre de "Señores, pido la palabra" muy a propósito del lenguaje sindical que se utilizaba en las frecuentes reuniones del poderoso sindicato de Siglo XX, que en sus plenos congregaba a Catavi, Llallagua, Cancañiri, Block Azul, Uncía.
El uso de la grabadora se convirtió en la solución ideal para producir publicidad, radioteatros, programas especiales. De nuevo Rodolfo puso en juego sus conocimientos y montó un estudio de grabación con varias máquinas y una mezcladora aceptable para los requerimientos técnicos. Todo el nuevo equipamiento obligó a la contratación de Von Borries a tiempo completo y se trasladó a Siglo XX con su joven esposa Maria Luisa y pronto nació su primera hija.
Anécdota. Radio Huanuni en manos del sindicato contaba también con su Radio Nacional que era muy oída por su gran potencia. Contaba con un equipo cinco veces mayor al de la Pio, aunque su costo de mantenimiento era muy alto. Director de la emisora nuestro amigo del alma y compatriota potosino Alfonso Rojas nos consultó si podía contactar a Rodolfo para reparar el trasmitor que quemaba costosas lámparas vez tras vez. Rodolfo viajó a Huanuni, habló de sus honorarios para poner una cifra. Si les resuelvo el problema me pagan 5.000.- pareció una enormidad, pero teniendo en cuenta que cada lámpara costaba 1.000.- y se habían ya inutilizado como 18, la suma parecía adecuada. Rodolfo pidió el esquema original del trasmisor, lo estudió durante media hora, al final todo ceremonioso se acercó al trasmisor munido del desarmador que siempre llevaba consigo en el bolsillo chico de la camisa. Estuvo dándole vueltas a los tornillos durante 10 minutos. Encendió el equipo y funcionaba perfectamente. Ahora mi paga. Y recibió los cinco mil contantes de la caja chica del Sindicato. Nunca más se quemó una lámpara.
Por ello, por su innegable capacidad y honestidad profesional, Rodolfo se mereció todo nuestro respeto extendible a su eficaz colaborador Atahuachi que terminó por sustituirlo en el mantenimiento de la Pío XII, pero también de Radio Bolivia en Oruro.
Hoy que está desaparecido del mundo de los vivos, vuela la mente a María Luisa y todos sus hijos que lloran su muerte, pero que tienen el consuelo de saber que su padre fue un excelente hombre de la radiodifusión que en estas líneas modestas le rinde homenaje!
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