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domingo, 28 de septiembre de 2008

andrés soliz rada que fuera el primer ministro de hidrocarburos de morales es crítico acérrimo hoy mostrando contradicciones

El periodista Jorge Aldao dice en Rebelión (17 de septiembre de 2006) que Evo “encadenó” a Lula a sus políticas. Lo anterior, sumado al respaldo de Unasur, explicaría la contundencia con la que su régimen enfrentó a los prefectos de la “media luna”, encarceló a uno de ellos, expulsó al Embajador norteamericano y desairó al Cardenal. ¿Pero, existe ese alineamiento bandeirante? A dos años y medio de la nacionalización petrolera (Decreto 27801, del 1 de mayo de 2006), los 30 millones de metros cúbicos diarios vendidos a Brasil salen, como siempre, sin valor agregado. YPFB no extrae los líquidos del gas exportado. Lula aceptó incrementar los precios por este concepto, pero su decisión fue vetada por Petrobras. El Banco Central tiene casi 7.000 millones de dólares depositados en el primer mundo, pero no permite utilizar parte de ese dinero en desarrollar los campos e instalar una refinería que permita autoabastecer de diésel, por cuya importación subvencionada el país pierde 400 millones de dólares al año, o sea 4.000 millones en una década. Bolivia puede vender termoelectricidad al desesperado norte chileno, que importa carbón de Indonesia para paliar su sed de energía, sin dejar de preservar el gas natural para negociar una salida marítima. La construcción de un gasoducto interno (proyecto GABO) que una los megacampos del sur con el occidente, a fin de explotar las riquezas del Salar de Uyuni, cambiaría la faz del país. YPFB debe registrar en sus estados financieros el valor de las reservas de gas y petróleo y cotizar títulos valor en las bolsas internacionales a fin de obtener mayores recursos para la industrialización. Hasta ahora el Gobierno y la “media luna” han logrado un solo acuerdo: El uso del IDH con fines rentistas. El Ministerio del sector acaba de presentar la Estrategia Energética del Gobierno, cuando ya cumplió la mitad de su periodo, pese a que el Decreto 28701 no acabó de implementarse. En la empresa Chaco (British Gas) el país tiene el 50% más uno de acciones, pero la administración sigue en manos de la transnacional. Continúan sin publicarse las auditorías a las empresas petroleras, las que permitirán mejorar los contratos de operación, cambiados, infelizmente, por contratos de producción compartida. Se ignora cómo YPFB utilizó un fideicomiso venezolano para importar diésel de ese país. Lo que sí se sabe es que YPFB proyectaba comprar Gravetal, un consorcio colombiano de alta rentabilidad, pero fue adquirido por la empresa Manómetro de Venezuela. Constructoras brasileñas de caminos cometen enormes abusos, mientras Lula recibe cuantiosas inversiones de Soros en biocombustibles. Soros es también socio del megaproyecto minero de San Cristóbal en Potosí. El Ministro de Minas y Energía del Brasil dice que su país seguirá comprando gas boliviano “aunque no lo necesite”. Añade que se lo reexportará a Paraguay y Uruguay. A YPFB se le niega la posibilidad de industrializarlo e incluso de venderlo a países cercanos. Brasil y Chile construirán los corredores bioceánicos, mientras tutelan a la “ingobernable” Bolivia. El país necesita retornar al espíritu indomestizo del Decreto 27801, expresión unitaria de la nación oprimida, capaz de hacer frente al imperialismo y sus agentes separatistas, como Branko Marinkovic, así como a las oligarquías de países vecinos, influidas también por transnacionales. Si esto no ocurre, se seguirá diciendo que tras cada conmoción interna, Evo gana, pero que Petrobras gana más, ya que Bolivia no necesita que Lula le dé una mano, sino que retire su pie. * Ex Ministro de Hidrocarburos

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