La cumbre, a ya escasas 48 horas de su hipotético final, dejó ayer otra jornada de desencuentro político al más alto nivel. El desánimo cunde de puertas para afuera, aunque en las tripas se mantiene la esperanza. «He estado en muchas negociaciones complicadas y en todas se llegó al consenso a última hora», dijo el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso; una pista. ¿Otra? El senador de EE UU John Kerry expresó que «Copenhague no se puede cerrar sin financiación». Hasta aquí las noticias positivas.
La principal novedad que ocurrió ayer en el Bella Center fue que el G-77, grupo de países en desarrollo y emergentes, se resquebraja (parece que definitivamente). África quiere un acuerdo, pero hay otros estados que están torpedeándolo. Los intereses dentro de este grupo mixto son muy diferentes y ahora han saltado sobre la mesa. Por un lado, China, Brasil o India, quizá poco equiparables ya con las necesidades de, por ejemplo, Etiopía, presentaron decenas de objeciones al enterarse de que la presidencia danesa está elaborando un texto alternativo.
La realidad es que los chinos parece que no quieren mover baza y siguen sin estar dispuestos a que se les tasen sus emisiones. La UE y EE UU exigen el inventario al que ya es el país más contaminante del planeta. Además, otros países como Venezuela y Bolivia, también del G-77, pero productores de gas y petróleo, aterrizaron ayer con sus pesos pesados y contribuyeron a complicar, mucho, la negociación.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, habló ante el plenario. El show en el atril dejó un discurso encendido que se ganó los aplausos de la parte ya convencida de la platea política. «Si el clima fuera un banco, ya se habría arreglado este problema» o «abajo el capitalismo y la dictadura imperial. No cambiemos el clima, cambiemos el sistema», fueron algunas de sus mejores frases. Eso sí, el presidente, que se puso a la cabeza del ecologismo no soltó ni una sola palabra sobre el contaminante petróleo. Tampoco hizo ninguna promesa en este sentido.
Las exigencias absurdas de Morales (copia de Chávez)
Evo Morales, por su parte, mantuvo un discurso parecido que logró llevar el absurdo a las negociaciones. «Bolivia ha pedido que en 2040 todos los países ricos hayan reducido sus emisiones más del 100%», explicaron a este periódico miembros de la delegación española. No es un asunto menor, ya que cuando se leen los borradores de la ONU, en la parte de reducción de emisiones la horquilla se mueve entre un recorte para dentro de 30 años del 50 por ciento hasta una reducción, obra de la delegación boliviana, superior al 100%. Éste es sólo un ejemplo de lo complicado que es mover este mastodonte climático.
La realidad es que la burocracia de la convención hace que se avance a ritmo de quitar corchetes. Explico: los grupos de negociación van elaborando el texto y allí donde no hay consenso se coloca un corchete. En este momento, todos los puntos donde se especifican los compromisos de reducción de emisiones están entre corchetes. Por ejemplo, ni siquiera hay acuerdo sobre si la temperatura máxima asumible para 2020 es de uno o dos grados. ¿Cómo están ambas cifras? ¿Se lo imaginan?
Sobre los recortes de CO2, en el texto de la ONU figuran cifras tan dispares a nivel mundial como que en 2050 debe haber una rebaja de emisiones del 50, 85 o 95 por ciento. En este punto estarían incluidos todos los países. En el párrafo siguiente se señala a los países desarrollados. Aquí tampoco hay consenso. Para estos estados, los del anexo 1 en Kioto, se marcan tres posibles recortes: de entre el 75 y el 85%; de entre el 80 y el 95% y más del 95%. Cada una de estas cifras está puesta en duda. (La propuesta por Bolivia, explicada arriba, está incluida en este punto).
Ni siquiera hay consenso sobre un año en el que todos los países deben alcanzar su punto máximo de emisiones: una fórmula señala 2015 y otra lo antes posible. Sólo no lleva corchetes en este punto el que «los países en desarrollo pueden tardar más».
Sobre financiación, el otro aspecto clave, el escenario es aún peor. No hay ninguna referencia en ninguno de los borradores. Los anuncios unilaterales hechos por cada parte no han dado como fruto un posible texto que marque las reglas del juego para todos. Es probable que éste sea el último punto que se incorpore al texto final, si es que hay texto final.
para honrar a locutores, operadores, reporteros, actores de radioteatro, animadores, relatores deportivos, técnicos de la radiodifusión boliviana.
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jueves, 17 de diciembre de 2009
pelea de pobres contra pobres en Dinamarca. diarios publican los absurdos dichos por Morales de Bolivia. qué verguenza!
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