Para abril se subdividen
Marcelo Rivero
De los tantos aforismos que escuché en mi vida, uno de los primeros fue ‘la unión hace la fuerza’. Sesenta años atrás en ese mi segundo hogar que fue Trejo, tío Gregorio Mercado (mi segundo padre) nos mandaba hacer tareas propias del campo y cuando algunas requerían esfuerzo mancomunado nos decía todos empujen al mismo tiempo, o todos levanten al mismo tiempo, ‘la unión hace la fuerza’. Y como para todo tenía en la punta de la lengua un sabio refrán, medio minuto que nos pasábamos de las 6 de la mañana durmiendo, después que saboreba su cafecito de la madrugada abría los dormitorios y hacía escuchar su voz de hombre valiente como pocos: levantarse muchachos, ‘el que se levanta tarde ni oye misa ni compra carne’.
Los aforismos que cité vienen como anillo al dedo tras el desenlace de los comicios como varios pronosticaron por distintos factores, en especial por la colosal maquinaria propagandística que tiene montada el masismo y que funcionó a poco de apoderarse del mando de la nación.
La unión hace la fuerza, sentencia vieja y universalmente conocida, fue ignorada del todo por los líderes de la oposición, frente al coloso rival que tenía munición gruesa de proveedores igualmente corpulentos como pueden ser el gendarme de Caracas y los cocaleros de Chapare. Ningún atisbo de renunciamiento -por el contrario casi se sacaron la cresta más de una vez-, cada cual con sus balas de fogueo se fue por su lado para hacerle cosquillas al gigante envalentonado. Y no sólo que ignoraron lo de la unión sino que no habían sospechado sobre aquello de que el que se levanta tarde ni oye misa ni compra carne, equivalente al más popular ‘al que madruga Dios lo ayuda’, entonces despertaron cuando los voraces masistas ya tenían toda la carne en la parrilla y hasta la cola de los novillos para limpiarse el pico tras la comilona.
De haber conjuncionado esfuerzos, de haber actuado con espíritu patriótico, de haberse sacudido de la modorra al otro día de sufrir el ‘nocaut’ que supuso la victoria del líder cocalero a fines de 2005 -además ‘poniendo’ y buscándose asesores calificados que garanticen un trabajo de imagen, capaces de explotar los tantos puntos débiles del rival-, a estas alturas quizás se estuviese yendo a una segunda vuelta o por lo menos obligando a respetar las minorías, a las instituciones que vienen siendo ultrajadas, a autoridades botadas de sus cargos por ser opositoras y que encima son encarceladas, en fin, a ejercer una verdadera democracia, no la farsa que aplauden los organismos incapaces miopes y parcializados.
Ya vienen más comicios, los de abril. Duerman los opositores una larga siesta, despierten turulatos y hacen lo que falta: subdividirse para pelear en prefecturas, subprefecturas, alcaldías y subalcaldías, para que se regodeen los masistas y así dejen con un palmo de narices a millones de ciudadanos que aún creen en una Bolivia sin extremismos, sin odios ni rencores, con justicia social y con una auténtica democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario