La libertad de prensa, como toda libertad no debe estar restringida por nada, cualquier límite o condicionamiento liquida la libertad. El inciso 2 del Art. 108 de la nueva CPE es una forma disimulada de entregar a los gobiernos de turno el derecho de definir un concepto filosófico que tiene valor precisamente por su dimensión amplia y perfectible.
Quienes creen que el conocimiento de lo que sucede en la sociedad y en el Gobierno, es un peligro para sus designios totalitarios, utilizan todo lo que está a su alcance a fin de limitar y en su caso anular los medios que culturizan a los pueblos. Cultura, en la proyección conceptual de este trabajo, quiere decir capacidad humana para ver las cosas tal como son, para analizar la realidad con rigor científico y para diferenciar claramente lo bueno de lo malo.
Las dictaduras imponen la ignorancia colectiva como condición ideal para sus desvaríos, caprichos y abusos.Actualmente, la cultura de los pueblos deriva preponderantemente de los medios de comunicación. La prensa, la radio y la televisión difunden no sólo los hechos que se producen cada día, sino también los avances de la ciencia, de la tecnología y del arte.
Los niños de todo el mundo pasan delante de la televisión por lo menos tres horas cada día, la gente mayor, tampoco puede vivir sin tomar en cuenta lo que dicen los medios de comunicación. El pensamiento colectivo, en gran medida, está formado por estos maravillosos instrumentos de la sociedad contemporánea.Sin información volveríamos a las tinieblas del pasado, víctimas no sólo de los grandes fenómenos de la naturaleza, sino de los despropósitos de quienes toman el poder.
El conocimiento que nos sirve para comprender todo lo que sucede es la condición fundamental de la libertad. Y es a la libertad a la que temen quienes pretenden unidimensionalizar al ser humano. Pero, como el espíritu perfectible de la gente, es mucho más que todas las fuerzas regresivas que afloran en la proyección meramente objetiva de la anticultura, los intentos represivos siempre se agotan en el reconocimiento de su propia inhumanidad.
Bajo el disfraz de una veracidad mal entendida, en el proyecto de nueva CPE, se pretende dejar en manos de los que circunstancialmente toman el poder, la libertad de prensa y el significado de ese postulado para la cultura de las personas.
La verdad, es un objetivo permanente, no existe en forma absoluta ni estática. Tal relatividad, en ciertas circunstancias, hace que los más fuertes impongan como verdad lo que ellos piensan y hacen. En consecuencia, plantear una norma, meramente jurídica, para definir y limitar un tema filosófico, es un modo, aparentemente hábil, de entregar a los que mandan el destino de la información y de la cultura.Los medios de comunicación no son invento de nadie y menos una concesión gratuita de los que pretenden tener el derecho absoluto de mandar, son fruto de la larga y gloriosa evolución de la humanidad.
El ser humano inventó la escritura, es poseedor del lenguaje como medio para poner en evidencia sus cualidades intrínsecas, y en ese rumbo ascendente inventó la prensa, la radio y la televisión en el proceso de su perfeccionamiento. La cultura es parte inseparable de la sociedad, quienes creen que pueden limitarla, someterla a la unidimensionalidad de su fuerza pasajera, están radicalmente equivocados.
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