Hace algunos días, el Jefe del “Estado Plurinacional” volvió a arremeter contra los reporteros de prensa, radio y televisión. Lo hizo a raíz de que una reportera mantenía levantada la mano para formularle una pregunta mientras él realizaba una declaración. “¡orden, usted no puede cortarme la palabra. ¿De qué canal es?” La voz de Evo Morales retumbó entonces con acento de protesta y requisitorio, a la vez. Censura para la reportera y emplazamiento a que le revelara el nombre del medio en representación del cual actuaba de modo que él no podía tolerar.
Seguidamente, en tono más suave, anunció que a “puertas cerradas” se reuniría con los periodistas para “disciplinarlos”. Cuándo se cumplirá la cita y a qué parámetros piensa ajustar sus encuentros con la prensa para evitar que prosiga el “desorden” que tanto le disgusta al mandatario, es algo que permanece bajo una densa nebulosa.
El Presidente plantea un reto que rige no sólo para los reporteros acreditados en Palacio de Gobierno, sino también para él mismo y su equipo de asesores en un asunto que debe ser manejado con absoluta idoneidad, como es el de los contactos presidenciales con los medios privados de comunicación social. Si estos contactos fuesen objeto de un riguroso ordenamiento , no tendrían lugar los muy explicables gestos y coros reporteriles que tanto perturban a S.E. Sí, explicables, porque los periodistas se limitan a cumplir con su labor, que es informar, para lo cual necesitan preguntar. Casi siempre tienen que hacerlo en bloque, alzando la voz para que la más potente repercuta en los tímpanos presidenciales, en procura de la respuesta a la pregunta.
Todo lo anterior, efectivamente, deriva en indisciplina y caos, fallas que, vale la pena recalcarlo, no son atribuibles a los periodistas sino al propio Jefe de Estado y sus colaboradores, quienes hasta la fecha no han hecho absolutamente nada para ordenar sus contactos con la prensa. En vez de hacerlo, penalizan a los periodistas de los medios nacionales, cerrándoles las puertas a las conferencias de prensa de Evo Morales, a las que hasta no hace mucho podían acudir solamente los reporteros de medios y cadenas informativas del exterior.
Ordenar significa poner las cosas en su lugar para que unas no interfieran con las otras. El presidente Morales, tal como lo hacen muchos de sus pares en el exterior, debiera atender los requerimientos de los periodistas en conferencias de prensa fijadas con antelación, con reporteros que se ajusten a un estricto orden de interrogatorio, a fin de evitar coros bulliciosos e interrupciones molestosas. Debuta con su pregunta el periodista que se inscribió primero en la respectiva nómina, luego el segundo, el tercero, el cuarto y así sucesivamente. Nadie interfiere a nadie. Ordenar y no “disciplinar”. Es lo que debe hacer el Gobierno respecto a sus contactos con la prensa.
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