Ganó el SI y Ganó el NO
Bolivia ha vuelto a reconfirmar un nuevo empate. No es posible analizar al referéndum por constitución que acaba de ocurrir en el país, si no hacemos una lectura transversal, que entrecruza las cifras muertas obtenidas en porcentaje de votos con los territorios que se han definido por el Si y por el No y que sin sorpresa vuelven a partir el país en dos grandes bloques geopolíticos y culturales, en dos visiones de país disímiles, hasta hoy irreconciliables y opuestas, que inviabilizan la aplicación del proyecto centralista, indigenista y totalitario del presidente Evo Morales y de su partido, que pretenden desconocer e invisibilizar a punta de golpes de timón esta realidad que vuelve a reaparecer por quinta vez consecutiva a través de todos los actos eleccionarios realizados por el gobierno desde que Morales accedió a la presidencia.
Las cifras que son parciales y no oficiales dan un 60% al Sí y un 40% al NO, a nivel nacional. Pero si bajamos a observar el comportamiento del voto ciudadano en los departamentos tenemos el resultado de 5 departamentos por el NO, Cochabamba ciudad peleando con el Chapare cocalero y 3 departamentos andinos alineados a Morales.
En términos geopolíticos se volvió a definir el mapa de la Media Luna creciente: llanos orientales, valles y chaco versus El Ande, representado por El Alto, La Paz, Oruro y Potosí. Lo que básicamente define un dominio de Evo Morales en la región Andina estatista y centralista por tradición y un rechazo marcado a su gestión y a las políticas que intenta imponer en el bloque del Oriente productivo y de visión francamente democrática.
Resultado de esta decisión de las urnas pudimos ver a un Evo Morales preocupado, cansado, sin brillo, se podría decir que incluso se encontraba enojado. Dio un discurso frente a las personas reunidas en la Plaza Murillo cargado de consignas, una repetición de sus temas clichés pero que no tenía ninguna mística, ni trasuntaba ninguna emoción.
En contraparte el presidente del Comité Cívico, Branco Marincovich planteó al país, frente a un numeroso público de cruceños que se había congregado para celebrar la victoria contundente del NO, una posición en la que definió la lectura que ha hecho el pueblo cruceño de su victoria, planteando que su propuesta autonómica ha vuelto a ser respaldada por el No, exigiendo una Bolivia con dos visiones, y por ende un ineludible pacto de estas dos visiones a fin de concertar una sana y fructífera convivencia.
Planteó que estamos ante la reconfirmación de un nuevo gran empate, por lo que el MAS no puede seguir desconociendo la autonomía por la que ha votado el pueblo cruceño y que por ende la votación obtenida en el Oriente boliviano exige que el MAS se predisponga a un pacto que reconozca nuestra cultura, nuestra identidad y nuestra visión país, que no aceptará seguir siendo invisibilizada, que no puede seguir anteponiendo a los Masistas versus los bolivianos.
Dijo que no sería moral ni posible imponer una constitución a los pueblos que la han rechazado.Siguiendo esta línea, los cruceños y los departamentos en los que se ha impuesto el NO a la constitución, le están volviendo a recordar a Evo Morales que no se ha superado el empate, al que su vicepresidente García Linera llamó catastrófico y pretendió resolver por la vía de la violencia y el terror con la participación del ministro Juan Ramón Quintana autor de los luctuosos hechos de Pando y del apresamiento de Leopoldo Fernandez, un prefecto injustamente detenido bajo acusaciones dudosas.
El empate catastrófico no se ha definido ni vía referéndum revocatorio que logró sacar dos prefectos electos de su cargo, ni por la vía de la violencia en Pando y el cerco a la ciudad de Santa Cruz o la encarnizada persecución política que el Ejecutivo viene realizando contra los autonomístas.
Tampoco lo ha podido resolver el Ejecutivo que se empecinó a intentar robarle la autonomía para meterla a la fuerza en su texto constitucional.
El presidente tiene la gran oportunidad de leer lo que el pueblo le sigue señalando, caso contrario le resta como único camino seguir en el ejercicio de la violencia, que finalmente no logrará socavar la mística, la convicción de estos pueblos que tienen menos población, pero grandes ideales y se muestran decididos a defender su cultura.
El presidente Morales debería desechar la teoría de su vicepresidente García Linera y transformar el concepto de empate catastrófico en empate virtuoso, puesto que es una virtud aprender a convivir respetando las identidades, diferencias culturales y de visión de quienes forman parte del país.
Finalmente, no debemos menoscabar el papel del fraude, falta poner a esta variante en el lugar que le corresponde porque en la elección de ayer se comprobó de manera generalizada que la tinta no era indeleble y que entre otras denuncias el voto corporativo, obligado y bajo imposición y amedrentamiento se impuso en las comunidades campesinas del altiplano.
Para concluir debemos dejar sentado que la votación de ayer no ha cerrado ningún capítulo de nuestra historia, y muy por el contrario ha vuelto a reabrir y poner frente a nuestro ojos los problemas que no están resueltos y no se resolverán por medio de la imposición ni de la violencia.
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