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domingo, 12 de abril de 2009

pueden en Cuba votar los cientos de miles de anticastristas que viven en USA, en México, en otros sitios? NO. exigen los "negros" el 60% del poder? NO

entonces...de qué linduras habla Castro para pontificar en favor de su discípulo del partido único y de cero votos para la oposición? se pregunta Los Tiempos y nosotros también.

Du­ran­te dos días con­se­cu­ti­vos, Fi­del Cas­tro de­di­có sus “Re­fle­xio­nes del Com­pa­ñe­ro Fi­del” a des­cri­bir mi­nu­to a mi­nu­to y ana­li­zar los en­tre­te­lo­nes de las se­sio­nes par­la­men­ta­rias en las que el ofi­cia­lis­mo in­ten­ta sen­tar las ba­ses de una “ver­da­de­ra de­mo­cra­cia” en Bo­li­via.
En sus ar­tí­cu­los, Cas­tro se de­di­ca a pon­ti­fi­car so­bre cuan­to Evo Mo­ra­les ha­ce y de­ja de ha­cer en su afán por im­po­ner un ré­gi­men elec­to­ral con el que ob­via­men­te, el más ve­te­ra­no dic­ta­dor la­ti­noa­me­ri­ca­no se sien­te ple­na­men­te iden­ti­fi­ca­do.
El asun­to me­re­ce ser to­ma­do muy en cuen­ta por­que, efec­ti­va­men­te, lo que es­tá en jue­go en Bo­li­via, y Cas­tro lo sa­be muy bien, es la pre­ser­va­ción de una de­mo­cra­cia plu­ra­lis­ta o la ins­tau­ra­ción de un ré­gi­men de par­ti­do úni­co, en el que la opo­si­ción no ten­ga nin­gu­na po­si­bi­li­dad de in­ter­ve­nir en los asun­tos de in­te­rés co­lec­ti­vo.
Si hay al­guien que sa­be mu­cho del asun­to es pre­ci­sa­men­te Fi­del Cas­tro. Es que du­ran­te más de 50 años ha lo­gra­do im­po­ner en Cu­ba un sis­te­ma en el que re­sul­ta in­ne­ce­sa­rio ha­cer frau­de elec­to­ral, co­mo to­da­vía lo es en Bo­li­via, pa­ra lo­grar el mo­no­po­lio del po­der.
Co­mo se sa­be, el pue­blo cu­ba­no par­ti­ci­pa re­gu­lar­men­te en elec­cio­nes en las que un so­lo par­ti­do, el Par­ti­do Co­mu­nis­ta, pue­de par­ti­ci­par. El re­sul­ta­do, co­mo no po­dría ser de otro mo­do, es que el PCC ga­na siem­pre con muy po­co me­nos del 100 por cien­to de los vo­tos. Co­mo el MAS en el al­ti­pla­no pa­ce­ño.
Esa es, des­de el pun­to de vis­ta de Cas­tro, la “ver­da­de­ra de­mo­cra­cia” por la que se es­tá pe­lean­do en Bo­li­via. Y, hay que re­co­no­cer­lo, tie­ne to­da la ra­zón y no se le pue­de ne­gar to­da la au­to­ri­dad que le da la ex­pe­rien­cia pa­ra dar ins­truc­cio­nes so­bre el asun­to.Hay, sin em­bar­go, otros te­mas so­bre los que las pe­ro­ra­tas cas­tris­tas re­sul­tan ri­dí­cu­las. Ca­be pre­gun­tar, por ejem­plo­:¿Qué pa­sa­ría en Cu­ba si los cu­ba­nos de ori­gen afri­ca­no exi­gie­ran el 60 por cien­to de re­pre­sen­ta­ción en los ór­ga­nos de po­der, que es lo que de­mo­grá­fi­ca­men­te les co­rres­pon­de? ¿O si las mu­je­res de­man­da­ran el 50% en nom­bre de la equi­dad de gé­ne­ro? ¿O si los jó­ve­nes exi­gie­ran una re­no­va­ción ge­ne­ra­cio­nal? ¿Y qué pa­sa­ría si al­guien pro­pu­sie­ra la par­ti­ci­pa­ción de los cu­ba­nos que vi­ven en el ex­te­rior?
Muy bue­no se­ría ver a la ran­cia ge­ren­to­cra­cia ín­te­gra­men­te com­pues­ta por va­ro­nes de ori­gen es­pa­ñol que go­bier­na la is­la pre­di­car con el ejem­plo so­bre cual­quie­ra de esos te­mas. Y que se de­ba­ta so­bre ellos, sin cen­su­ra de por me­dio, en los me­dios de co­mu­ni­ca­ción del Es­ta­do.
Em­pe­ro, más allá de los de­ta­lles, lo que es in­du­da­ble es que Cas­tro tie­ne to­da la ra­zón al de­cir que en Bo­li­via se es­tá li­bran­do una ba­ta­lla de­ci­si­va. En lo que se equi­vo­ca es al su­bes­ti­mar la de­ci­sión de gran par­te del pue­blo bo­li­via­no de per­se­ve­rar en la de­fen­sa de su li­ber­tad.

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