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viernes, 6 de marzo de 2009

una gran parte de los atropellos a la gente de radio, tv y prensa tuvieron lugar en santa cruz cometidos por gente del MAS, lo destaca El Deber


A los periodistas, en general, se les ha puesto harto complicado y no exento de peligros crecientes e inabordables el cumplimiento de su tarea en éstos tan enrarecidos como desapacibles tiempos en que discurre la vida nacional. Es tan delicada la situación que confrontan en el país los hombres y las mujeres de la comunicación que el hecho de recoger la información y transmitirla se ha convertido en un oficio de alto riesgo. Vaya a saberse si éste tendrá algo que ver con aquél que el galardonado hombre de letras y periodista colombiano, Gabriel García Márquez, definiera como el más bello del mundo. Pero ni despistados ni aguantadores que fueran los comunicadores bolivianos para que les parezca emocionantemente ‘bello’ que los insulten y los atropellen cada dos por tres, tal como viene ocurriendo en Bolivia. Como si por estas latitudes la misión de informar se hubiera transportado, de golpe y porrazo, a las épocas de las peores dictaduras. O que la prensa libre e independiente, aquélla cuyos códigos no conjugan con la complicidad ni la condescendencia, le esté resultando urticante e insoportable a cuantos sujetos ensimismados, soberbios, intolerantes, torpes, abusivos, desquiciados y otras vainas, aparecen emborrachados de poder. En la siempre circunstancial función de mandantes en la que ni siquiera son capaces de reconocerse como servidores públicos que el ciudadano paga con sus impuestos.Vale una puntual evocación: el que pasó fue calificado como el peor año para la prensa en Bolivia, donde el propio Presidente de la República la identificó como su ‘enemiga’ al momento de iniciar su tormentosa gestión, que lleva ya tres años. Desde entonces, no han cesado los torpes e infundados señalamientos presidenciales contra los medios de comunicación y los periodistas, a quienes acusa de mentir, de humillar ‘al indio’ y de alentar en su contra afanes desestabilizadores, entre otras lindezas.En 2008, el mayor porcentaje de los ataques y agresiones contra medios de comunicación y periodistas se registró en Santa Cruz de la Sierra, donde -para mayores desventuras de los comunicadores locales- se están dando por doble partida. Y es que el Jefe de Estado parece tener una especie de ‘émulo’ en el siempre impredecible alcalde municipal de la ciudad, que últimamente y en uno de sus frecuentes y siempre deplorables desbordes increpó, con inaudita torpeza y vulgaridad, a la reportera de un canal de televisión. Lo más preocupante de todo es que, a estas alturas y cuando hace rato las cosas han pasado de castaño a oscuro, no parece haber una barrera de contención a tanto dislate de los empoderados de turno y que invariablemente deriva en las intolerables y siempre condenables agresiones verbales o de hecho contra los periodistas.

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