Se va la plata, no viene ni un policía
Marcelo Rivero
A medida que aumentan en Santa Cruz de la Sierra los hechos delictivos, surgen con más vehemencia los reclamos de la ciudadanía pidiendo a las autoridades, en especial policiales, más eficacia en la tarea de resguardar su seguridad y mayor rigor con los delincuentes que abundan por todos lados y que actúan cada vez con más osadía, con más crueldad, sin la más mínima compasión. Robos de toda cuantía, desvalijamiento de viviendas, atracos para llevarse el taxi cacharro o el automóvil de lujo, despojo de sencillos teléfonos celulares y de los pocos pesos que llevan los pasajeros en los colectivos, abusos incalificables contra chicas que quedan deshonradas y con traumas terribles, son hechos que suceden a diario y por decenas. ¡Y ay del que oponga resistencia, el arma blanca o de fuego lo manda de urgencia al hospital, queda impedido o pierde la vida!
Por todo eso cada vez hay manifestaciones, como una reciente de estudiantes en el barrio Los Lotes; asimismo, pronunciamientos como el de la Federación de Juntas Vecinales, organismo que anunció ‘medidas de presión’. Muy grave quedarse con lo del cuerpo en cualquier instante, verse de pronto gravemente lesionado, ¡ser velado quien todavía tenía un largo camino por recorrer! La gente, con sobrada razón, procura no salir de la vivienda pero, urgida por las necesidades, lo hace nomás, aunque temerosa.
Abundan los pretextos para justificar la situación y últimamente están cargando responsabilidades a la Prefectura y a su consejo de seguridad. Dicen que hasta una ley faculta al gobierno departamental a dictar medidas y a emplear recursos para frenar a los antisociales. No es así la cosa, los papeles -leyes, decretos, resoluciones, etc.- sobran en Bolivia, lo que falta es voluntad del centralismo que manda migajas a la Policía en Santa Cruz. Ejemplo: sólo 4.300 gendarmes hay en este distrito, en cambio en el paceño son más de 10 mil. 1.300 están en provincias, 2.000 en servicio pero se turnan, entonces sólo vigilan mil, y los otros mil son oficinistas. Quizás hubo fondos en la Prefectura en un momento, pero con los zarpazos del masismo (en la anterior gestión y en lo que va de la actual le restó del IDH más de 600 millones de bolivianos), no queda plata porque también hay otras obligaciones perentorias. Por el contrario, la Policía en Santa Cruz envía todo lo que recauda a La Paz, es el departamento que más aporta, y de allá tarde, mal y nunca llega algún material; más bien burlas como la de mayo del año pasado cuando un ministro vino y entregó 29 vehículos, pero a los pocos días se llevaron al interior más de la mitad. Que quede aquí esa recaudación para que tengamos una Policía que cumpla su delicada e importantísima misión.
Entonces las medidas de presión deben ser contra el gobierno central, que se lleva nuestra plata y que en lugar de policías nos manda matones. ¡Y encima nos toma el pelo!
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