Los exabruptos del presidente Evo Morales
Ocupar la primera magistratura del Estado implica asumir altas obligaciones y responsabilidades, pues esa posición trae consigo también dirigir la política internacional del país. Lamentablemente el presidente de la República de Bolivia, Evo Morales, casi desde el inicio de su gestión, ha hecho declaraciones agraviantes contra los presidentes Alejandro Toledo primero y Alan García después.
Esta falta de sindéresis, el empleo de un vocabulario inadecuado, por decir lo menos, se ha convertido en una reprobable costumbre que al parecer busca generar en Bolivia un antiperuanismo absurdo, inmotivado y negativo para los intereses de ambos países.
Morales ha amenazado con denunciar al Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, porque nuestro gobierno —haciendo uso de un derecho inobjetable— concedió asilo diplomático a tres ex ministros del ex presidente Sánchez de Losada, a quienes Morales califica de “delincuentes”. Esta amenaza no tiene asidero y pretender amedrentarnos con ella resulta patético.
Luego han continuado una serie de exabruptos cuyo objetivo es el presidente García, quien con serenidad no los ha contestado resguardando así su investidura. Posteriormente el señor Evo Morales ha efectuado declaraciones al diario “La Tercera”, de Santiago de Chile, en las que engarza desatinos e incongruencias que no tienen la menor veracidad.
Según Morales, ha conformado con el Gobierno de Chile una agenda bilateral de trece puntos, dedicándose el sexto de ellos a estudiar una posible salida soberana del país andino al mar. Morales asume que podría conseguir de Chile un corredor en la frontera terrestre entre Perú y Chile y cree, equivocadamente, que nuestra demanda de delimitación marítima con Chile presentada ante la corte de La Haya perjudica esa posibilidad.
Más aun, está convencido de que el “responsable” de lo que él considera un acto inamistoso es exclusivamente el presidente García, siendo público y notorio que el mencionado contencioso es un tema de Estado que cuenta con el respaldo total de la ciudadanía peruana.
En el colmo de la extravagancia, Morales afirma que nuestra demanda en La Haya tiene por objeto bloquear las aspiraciones bolivianas de una salida al mar y que posee información de que el Gobierno Peruano “sabe que la demanda la va a perder. Lo saben ellos: hicieron la demanda para perjudicar a Bolivia”. Palabras delirantes, más graves si las expresa un jefe del Estado.
Curiosamente, mientras denosta al presidente García, Morales remarca que tiene “excelentes relaciones con los movimientos populares y sociales del Perú, con los campesinos, algunos partidos de izquierda, con Ollanta Humala”. ¿La crispación política en Puno, las amenazas contra el personal consular y diplomático del Perú en Bolivia, así como la amenaza de expulsar a los ciudadanos peruanos radicados en el vecino país, no podrían tomarse como indicativos de una injerencia boliviana que busca crear problemas al Gobierno Peruano en la región altiplánica?
Nuestra cancillería viene actuando con su habitual seriedad y no ha caído en el juego de Morales. Sin embargo, ya ha tenido que entregar diez notas de protesta a su similar de Bolivia, pues Morales no respeta las normas de conducta que deben regir entre jefes de Estado ni tampoco su propia investidura. Ya es tiempo de que Evo Morales ponga punto final a sus desatinos.
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