La Paz, ¿de crisol a carceleta?
El hecho de que el Gobierno haya decidido concentrar en la ciudad de La Paz todos los procesos de investigación que realiza la Fiscalía para casos de todo el país, es observado por los investigados, sus parientes, sus abogados y expertos nacionales y extranjeros.
La única excepción en estas críticas son los organismos de derechos humanos, incluido el Defensor del Pueblo, que han optado por ignorar lo que todos los demás consideran como atropellos a los derechos humanos, con lo cual las autoridades del Ejecutivo se consideran autorizadas a seguir con estos hechos.
Algunos líderes paceños advierten que la ciudad de La Paz, otrora considerada el crisol de la bolivianidad, será afectada porque ahora carga el título de ser sede de la cárcel más cosmopolita del país, con presos políticos de Pando, del Chaco tarijeño, de Santa Cruz y de Beni.
El sentimiento de los paceños es que no aceptan que su ciudad sea convertida en la cárcel del país entero, y quisieran que cada departamento tuviera, como está establecido en el ordenamiento del sistema judicial, todos los niveles de participación.
Al llevar adelante estos procesos judiciales en la sede de gobierno, el Poder Ejecutivo argumenta que está realizando estas acciones por razones de seguridad del Estado. Pero esto afecta la imagen de La Paz y está dañando el sentimiento de unidad nacional.
Sobre todo se daña la imagen de la ciudad de La Paz, que ahora se la menciona como una amenaza en todo el país. Que los ciudadanos del resto del país sean traídos a La Paz como castigo no es algo que ayude a la imagen de la ciudad, sobre todo a la que tenía el título de ser la que mejor unía a los bolivianos.
En el interior se menciona este hecho como otra consecuencia del centralismo que aplican las autoridades desde La Paz.
Eso trae otras consecuencias para la Ciudad del Illimani. Son motivos para que la gente del interior llegue a realizar marchas o manifestaciones en las calles ya atascadas por otras protestas.
Descentralizar los procesos de investigación de los casos políticos serviría para devolver la armonía y la confianza y sobre todo permitiría que La Paz pierda la fama de ser la sede del centro penitenciario más grande del país.
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